Han tenido que pasar dos años para volver a reunir a las familias de nuestros colegiales en la tradicional Fiesta de Padres. Después de que el año pasado se cancelara por la pandemia, la gente ha esperado con inquietud  esta fecha tan importante. El fin de semana ha dado para mucho… Ha sido un placer poder volver a compartir estos grandes momentos en familia. 

La jornada empezó con el acto de imposición de becas a nuestros becarios en el emblemática Aula Magna. En esta ceremonia se impuso la beca de honor a tres profesionales que con su trabajo y dedicación han resaltado numerosos valores fundamentales en la vida de cualquier colegial, por ello tuvimos la oportunidad de hacer entrega de estas becas a D. Carlos Centeno, Dña. Icíar Astiasarán y a D. Ignacio Ordovás . Para clausurar el acto el director,  Javier Casanova, dirigió unas palabras a los recién becados y a sus familias. Acto seguido, el patio del Edificio Central se convirtió en el lugar de hacer fotografías con las familias, una oportunidad única para capturar este momento tan deseado.

Posteriormente, tuvimos la oportunidad de inmortalizar estos momentos con varias fotografías en los alrededores de nuestro colegio mayor. Poco después, el director dio el pistoletazo de salida de un aperitivo de categoría que no dejó indiferente a nadie. La comida se desarrolló entre presentaciones de unos y otros, donde tuvimos la oportunidad de conocer a los familiares de todos los colegiales. Este fue sin duda uno de los momentos más agradables de la jornada. Mientras los mas jóvenes aprovechaban el jardín del colegio mayor para jugar al fútbol, los mayores se conocían disfrutando del café y la sobremesa. 

A las siete de la tarde, nos volvimos a reunir en la ermita del campus para imponer la beca naranja a la Virgen y aprovechamos para entonar canciones de tuna con la iniciativa del tradicional coro del colegio mayor. Fue uno de los recién becados el encargado de imponerle nuestra beca a la Virgen. Por suerte, el buen tiempo acompañó uno de los momentos más entrañables de la jornada, en el que las familias suelen disfrutar mucho. Después participamos todas las familias y demás colegiales en la Misa que se celebró en el Edificio Amigos, donde el coro volvió a tener un protagonismo clave. 

La jornada terminó con una cena en el hall del edificio y un show que será recordado mucho tiempo. Las actuaciones tanto musicales como teatrales hicieron de esa noche un día redondo. Un rato de risas y aplausos que hizo ver realmente la gran familia que formamos. Al día siguiente, para rematar el fin de semana, las familias que se quedaron por  Pamplona pudieron disfrutar  de la conocidísima barbacoa de la mano de D. Edu. En resumen, un fin de semana  de fiesta que nos ayudó  a darnos cuenta de qué significa ser colegial de Mendaur.