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¡El UNIV de este año ha sido inolvidable!

No cabe duda de que podríamos contar nuestra experiencia en el UNIV de muchas maneras distintas. Sin embargo, esta vez hemos querido optar por una óptica más personal. Víctor Maspons, colegial de Mendaur, nos cuenta desde su propia perspectiva cómo ha sido vivir la Semana Santa en «la ciudad eterna». También os dejamos al final el enlace al vídeo de YouTube. Aunque afortunadamente… ¡todo se queda corto a la hora de intentar explicar cómo ha sido la mejor convivencia del año!

A la vuelta a Pamplona, ​​después de vivir la Semana Santa en Roma, regresé con el propósito de que lo vivido ahí no puede quedar sólo en recuerdos o emociones personales, sino que debo llevarse a los demás. Que eso bueno y bello que viví no sea un bien individual, sino común. Y una forma de hacerlo es escribir estas pequeñas reflexiones y recuerdos.

Roma es el corazón cultural del catolicismo. Ahí encuentras iglesias, catedrales y basílicas hermosas e imponentes, con siglos de historia. Aunque lo católico lo encontramos en Roma, también lo encontramos en los lugares más recónditos. Cómo ser católico es ser universal, a Cristo lo podemos encontrar en todo sagrario que visitemos. Uno puede recogerse y orar en la Iglesia del Gesú, pero también en esa parroquia sencilla cerca de casa. En Roma, caí en la cuenta de cómo el espíritu del catolicismo no se reduce a una manifestación cultural concreta, sino que admite múltiples y variadas formas. Precisamente, en Roma encontramos arte y arquitectura religiosa muy diferente entre sí: arte bizantino, renacentista, barroco, etc. Muy poco tiene que ver lo que encontramos en Santa María la Mayor con lo que hay en San Pedro.

En Roma, te impregnas de historia. Como católico, lo que ha pasado ahí me interpela, ya que es como la historia de mis antepasados. Fue muy emocionante rezar frente a las tumbas o reliquias de santos como santa Inés, santa Mónica, san Ignacio de Loyola, san Josemaría, san Juan Pablo II y san Pablo, o visitar las catacumbas de san Calixto. También era emocionante pensar que donde yo estaba escuchando misa, la venían escuchando millones de cristianos a lo largo de muchos siglos. Por eso, el turismo por Roma no lo sentí como un mero turismo: visitar edificios y museos, escuchar al guía y tomar fotos. Sino que, además de eso, estaba adentrándome en mi propia historia, como cristiano, pero también como occidental. Roma no es solo el centro histórico del catolicismo, sino que es uno de los pilares de Occidente.

Quiero que eso bueno y bello que viví no sea un bien individual, sino común. Y una forma de hacerlo es escribir estas pequeñas reflexiones y recuerdos.

Víctor MasponsEstudiante de Derecho y Filosofía en la UNAV

Así mismo, Roma es el Papa. Estar en Roma es estar muy cerca de Francisco, de tener la oportunidad de verlo de cerca en una audiencia o, incluso, de ir a misa en San Pedro. Tuve la suerte de asistir ahí a la misa del Domingo de Ramos y sentarme muy adelante. Te quedas con la sensación de que el papa, por como cojea, está más delicado de salud. La misa de la Vigilia Pascual, a la que también pude ir, no la destacó él, sino que solo predicó la homilía y bautizó a los catecúmenos. Verlo te recuerda que ese hombre mayor de 85 años carga con el peso de toda la Iglesia.

Por otro lado, de lo mejor de haber pasado la Semana Santa en Roma fue la compañía. Fui con un grupo de mi Colegio Mayor Mendaur de alrededor de 70 personas. La semana fue un disfrute constante con ellos. Fue una oportunidad de vivir buenos momentos con grandes amigos, pero también de conocer mejor a compañeros del Colegio Mayor con los que no habían tenido mucho trato. Como estuvimos muchos días, los horarios no eran tan apretados. Daba tiempo para separarse del grupo y hacer planos distintos. De los mejores días fue una tarde en la que quedamos un grupo de amigos que estudiamos filosofía a comer en la terraza de la Pontificia Universidad de la Santa Cruz. Estuvimos horas conversando, mientras disfrutamos de una gran vista de Roma.

Dicho esto, aunque vivir la Semana Santa en Roma ha sido una gran experiencia para mí, no significa que uno solo pueda vivir bien la Semana Santa ahí. Nada más lejos de la realidad. Es más, si te descuidas con todo el paseo y el turismo, te puedes olvidar de la verdadera razón por la que fuiste. Al final, creo que la forma de vivir la Semana Santa depende más de la disposición interior y de los que te rodean, más que del lugar en el que estés.

¡Buena Pascua a todos!

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