Dicen algunos que el verano no es otra cosa que poder pasar más tiempo en el sofá. Por suerte, en Mendaur nunca hemos estado de acuerdo. Por eso, queremos amenizaros este caluroso mes de agosto con la primera edición de uno de los artículos más esperados. En él, algunos colegiales de Mendaur nos cuentan sus batallitas del verano (que no han sido pocas). Pues eso, un abrazo desde Mendaur y nos vemos en septiembre.

Nada mas acabar los exámenes finales de mayo tuve la oportunidad de hacer un viaje a Bruselas con la universidad, visitando los principales lugares de interés económico, político y social en el ámbito europeo. Visitamos lugares como el Parlamento Europeo y conocimos a personajes políticos actuales de los que aprendimos un montón. Fue una forma inmejorable de comenzar el verano.

En julio tuve la suerte de montar un voluntariado en dos ciudades de Kenia. Fuimos un grupo de 18 personas del 11 al 29 de julio. Tratamos siempre de tener presente el verdadero sentido de hacer voluntariado. La actividad principal fue ayudar a niños huérfanos desfavorecidos, la cual ha sido sin duda una de las experiencias más impresionantes de mi vida. Es realmente cuando te das cuenta que los niños y la gente allí en general no necesitan mucho para vivir en su día a día. Una de las cosas que más me impactó fue la cultura, la forma de hacer las cosas. Los coches que van por el carril izquierdo, la moneda de cambio (chelines), la gente, los mercados… Me di cuenta, entre otras cosas, que aquí en España y en general en Europa vivimos muy atados a la puntualidad y el orden, y ahí se rigen más por el “vamos viendo” y la calma a la hora de decidir. Me cambió mucho la mentalidad y a ninguno de los que fuimos nos dejó indiferentes. Tenemos claro que volveremos el año que viene, y lo recomiendo a cualquiera.

Para acabar, en agosto pasaré unos días con unos amigos en Galicia. Ya con ganas del curso que viene, y de conocer a los nuevos que entran en Mendaur.

#MareaNaranja🍊

Ahora mismo si me preguntan por el verano se me vienen a la cabeza dos canciones: la introducción de Phineas y Ferb y la canción de Jaguayano que Iñigo Goñi se encargó de repetir durante todo el mes de mayo. La primera se me viene a la cabeza por una razón muy sencilla: los 100 días de vacaciones desde finales de mayo hasta principios de septiembre. La segunda, se me viene a la cabeza por ser el contraejemplo perfecto de cómo vivir el verano.

Este verano pude hacer -¡Por primera vez!- el Paso de los Pirineos con otros quince colegiales de Mendaur. Aunque nos pilló en plena ola de incendios pudimos disfrutar de un paisaje sin igual y conversaciones que comenzaban al nivel del mar y terminaban a 1.500 metros de altura. En julio estuve de monitor en Valdelugueros: un campamento que organizan los clubes de Asturias para guajes de entre 9 y 12 años. Dormíamos en tiendas de campaña militares y aguantábamos el calor bañándonos en el río.

A finales de julio estuve en las Jornadas Universitarias de los Pirineos (una universidad de verano organizada por los Colegios Mayores de la Universidad de Navarra) como miembro de la organización. En el Staff estábamos varios colegiales de Mendaur como Alonso Schlatter, José R. Maisterra y Alex López. Todos coincidíamos en que es una experiencia en la que te lo pasas muy bien, haces mucho equipo y aprendes a resolver pequeños y grandes “huertos”.

Ahora escribo desde Valladolid donde estoy pasando unas semanas en familia antes de comenzar un curso que, en palabras de Richi, será “excelente”.

Las convivencias de Mendaur en verano dan para mucho. En primer lugar, varios tuvimos la oportunidad de hacer El Paso de los Pirineos a finales de Junio. Fue sin duda un gran reencuentro tras haber acabado el año en la universidad. Después de largas caminatas siguiendo los pasos de san Josemaría, puedo decir que, aunque terminamos agotados, será una experiencia que trataré de repetir el año que viene.

Unos días después, fui con Lucas Garmendia (por cierto, nuestro nuevo decano) y Jose López Cal a Gaztelueta (Bilbao) la primera quincena de Julio. Se trataba de echar una mano como monitores con chavales de segundo y tercero de la ESO. Tengo que reconocer que de primeras me costó hacerme a la idea de que me iba a pasar quince días haciendo de «canguro». Pero resultó que me equivocaba por completo. He podido disfrutar como uno más y conocer a muchísimos monitores que, como yo, están ilusionados con el objetivo de ayudar a los más pequeños a pasar un verano divertido.

Y finalmente, no podemos olvidar las JUP, la mejor convivencia para acabar el mes de Julio. Estuvimos con más de doscientos universitarios de toda España, pudimos disfrutar de muy buenas ponencias y una gran compañía en Torreciudad. No faltaron excursiones, cervecitas, fútbol, tenis… Un poco de todo. Y por supuesto, lo mejor fue la compañía, con una gran representación de nuestro colegio mayor. Ahora toca descansar en agosto, esperando ya con muchas ganas que el nuevo curso de Mendaur arranque cuanto antes. ¡Sólo ganas!